Hoy os traigo otra receta muy sencilla pero deliciosa, ideal para personas que prefieren recetas relativamente rápidas, al mismo tiempo son muy resultonas.
El dulce de leche es un dulce tradicional de América Latina, es la variante caramelizada de la leche condensada. A lo largo y ancho del mundo recibe diferentes nombres, como por ejemplo “arequipe” en Colombia y Venezuela, “bollo de leche” en Nicaragua, “cajeta” en México, “fanguito” en Cuba, “manjar” en Chile y Ecuador, “bienmesabe” en Panamá, y muchos otros… Así que en lo único que coinciden es en que hay muchas denominaciones diferentes para un mismo dulce. Este producto resulta muy aceptado en la preparación de postres como tortitas, helados, pasteles, tartas,… Seguro que conocéis alguno que lo lleve.
No existe acuerdo acerca de dónde surgió por primera vez el dulce de leche, lo que sí se conocen son varias historias. De ellas, la que más me gusta por ser un poco más explícita es la siguiente: En 1829, varios mandatarios políticos estaban reunidos en Argentina, cuando la criada de uno de ellos puso a calentar leche con azúcar. Tuvo inesperadamente que salir a hacer unos recados y, cuando regresó, se acordó que había dejado al fuego la “lechada”. Fue entonces cuando descubrió una sustancia espesa de color marronaceo. Su sabor agradó a los mandatarios que extendieron el hallazgo. Curiosa casualidad, ¿verdad?
El dulce de leche se elabora con leche, azúcar y, opcionalmente, con esencia de vainilla. También puede añadírsele una pizca de bicarbonato, que sirve para acelerar el proceso de la caramelización de los azúcares. También, como haremos nosotros en esta receta, se le puede añadir crema de leche y hacerlo así un poco más líquido, para mejorar determinadas presentaciones y aligerarlo un poco.
Existe una variante más simple para hacer el dulce de leche, y es a partir de la leche condensada. Esto es, se cogen una o dos latas de leche condensada y se ponen al baño María durante al menos dos horas. En este caso, es muy importante que las latas estén cubiertas de agua completamente durante todo el tiempo que dure la cocción, para asegurarnos que todo el contenido se carameliza por igual. Al abrir la lata obtendremos algo muy similar al dulce de leche auténtico.
Ingredientes:
1 huevo, 30 gr. de maicena (Harina de maiz), 50 ml. de leche y sal
2 plátanos, 2 cucharadas de nata (crema de leche), margarina
3 Cucharadas de dulce de leche
Preparación:
Lo primero que quiero comentar es que la cantidad que pongo es para un solo crepe de tamaño grandecito, o dos más pequeños, si queréis más tenéis que ir aumentando en proporción. Una vez advertido esto, vamos a ver cómo se hace la receta.
En un recipiente apto para la batidora ponemos la leche, la maicena, una pizca de sal y el huevo y lo mezclamos todo bien, con cuidado que no queden grumos.
En una sartén caliente, con unas gotas de aceite, vertemos el contenido de la mezcla y dejamos a fuego medio-bajo que se vaya haciendo poco a poco. Cuando se dore por un lado, le damos la vuelta con cuidado para que no rompa y doramos por el otro. Cuando esté hecha, sacamos y reservamos.
En otra sartén aparte, ponemos un poco de margarina a derretir y troceamos los plátanos sobre ella. Dejamos a fuego flojito hasta que comiencen a cambiar de color. En ese momento añadimos la nata o crema de leche y las cucharadas de dulce de leche. Lo movemos con cuidado de no deshacer los plátanos y procuramos que se integren la nata y el dulce de leche.
Colocamos la mezcla con cuidado sobre la tortita o crepe y enrollamos. Lo podéis decorar a vuestro gusto con un poco de dulce de leche, con nata, con nueces o pistachos picados o con lo que se os ocurra.