Visibilizar la despoblación acelerada de las zonas rurales y los principales motivos de dejar cada vez más vacía la España rural, es el objetivo de la Asociación Amigos del Patio de Comedias de Torralba de Calatrava, para lo que han organizado diferentes encuentros literarios con la sana intención de ofrecer distintas visiones sobre este proceso degenerativo, asolador, que hunde en el abandono a más de media España. Entre las actividades organizadas se encuentra el recital del libro “Palabras al campo” editado por Ediciones C&G.
Pozuelo Digital.- Son muchos los pueblos que, desde la década de 1950, disminuyen un poco más cada año su población, si tomamos como ejemplo la localidad anfitriona de los encuentros literarios —y no es la que está en peor situación de nuestra provincia—, Torralba de Calatrava en dicho año de 1950 tenía una población de 5.580 habitantes y según los datos publicados por el INE a 1 de Enero de 2021 el número de habitantes en Torralba de Calatrava era de 2.990, si, además, tenemos en cuenta que la población de España en aquellos años era de 28.117.873 habitantes y que actualmente es de 47.432.805 habitantes, los datos aún son mucho más preocupantes.
Ya hay unos 3.000 pueblos en España que están abandonados, más un alto porcentaje de otros prácticamente despoblados. Los municipios rurales disminuyen de manera extrema y alarmante. ¿Qué razones pueden esgrimirse?, entre ellas la escasa (por no decir nula) rentabilidad de las propiedades —generalmente diminutas y diseminadas— falta de futuro para una juventud sin horizontes claros, ausencia de servicios compensadores, malas comunicaciones, etc., tristemente, setenta años después, son las mismas razones que cuando en 1950, se inició el éxodo hacia las ciudades.
Para visibilizar y buscar una contestación a la despoblación, la Asociación Amigos del Patio de Comedias de Torralba de Calatrava, ha tenido la iniciativa de organizar unos encuentros literarios para ofrecer distintas visiones sobre el país, con la intención de buscar soluciones basadas en la educación y la cultura en estos pueblos.
Con estos encuentros, quieren ayudar a comprender mejor lo que implica «ser rural» hoy, en el siglo XXI: cómo conviven feminismo y ruralidad; la identidad sexual y de género y la ruralidad; lo neo-rural y los rurales; la relación simbiótica entre campo y ciudad, motivaciones y circunstancias actuales que hacen que quieran volver a su pueblo, etc.
En definitiva, ahondar en este fenómeno de la España despoblada desde multitud de puntos de vista, para poder tener en el futuro, mediante una serie de textos, una especie de fresco que dé cuenta de los sueños, miedos, esperanzas, triunfos y frustraciones de los habitantes que configuran y llenan de vida lo que, en los últimos años, debido a una forma de vida depredadora, nos hemos empeñado en destruir.
Para ello, Alfredo Jesús Sánchez Rodríguez —quien también puso el punto musical—, Charo Bernal Celestino, Elisabeth Porrero Vozmediano, Eugenio Arce, Eusebio Loro, Juan José Guardia Polaino, Luis Díaz-Cacho Campillo, Luis Romero de Ávila Prieto, María del Carmen Matute Rodero, María José Redondo Sánchez-Migallón (Mayu), Natividad Cepeda Serrano, Nieves Fernández, Presentación Pérez González, Teresa Sánchez Laguna y como poeta invitada Elisa Toledo, le han dado voz a esa “España Posible”, que se niega al desarraigo de sus vecinos.
El acto se iniciaba con la bienvenida ofrecida por la alcaldesa de la localidad, María Antonia Álvaro García-Villaraco, quien dio paso, en representación de la Asociación organizadora, a Teresa González Marín, quien explicó el desarrollo y motivo de dichos encuentros literarios.
El coordinador de los encuentros Oretania de poetas de la provincia de Ciudad Real, Luis Díaz-Cacho Campillo, explicó que el objetivo de “Palabras al campo” es reivindicar la presencia de las personas en el medio rural, así como el mantenimiento de la población. El libro “tiene la intención de balancearnos en la memoria, de sumergirnos en los recuerdos, de abrazarnos con la tierra que amamos y en la que (muchos de nosotros) vivimos y permanecemos”.
El poeta y cantautor de Castellar de Santiago, Alfredo Jesús Sánchez Rodríguez, con sus composiciones, puso el dedo en la llaga. La canción “Mi pueblo”, no dejó a nadie indiferente y muchos de los presentes se sentían identificados con estrofas como la de “son pocos los que vienen y muchos los que se van” o “siento que mi pueblo se muere y que nadie lo va a enterrar”, en su intervención poética le recitó a los vencejos “Cielo azul de vencejos en el aire, / saetas del verano de alegre algarabía. / Infancia luminosa de campanas / anunciando la tarde, / inmensa en el crepúsculo”.
Presentación Pérez González, de Villanueva de los Infantes, le recitó a la casa de su infancia, “Cruzo el zaguán y aspiro tanta melancolía / que mi boca se llena de palabras, / mi presente se llena de pasado / y mi cuerpo laso se mece / al son de la madera que cruje en la memoria”.
El poeta daimieleño, Eusebio Loro, echa una mirada atrás, “Hemos sido prisioneros de un tiempo, / ahora me arden las plantas de los pies, / de tanto andar / sobre la tierra quebrada”.
La puertollanera Charo López, clamó a los recuerdos de su huerto “Regresar al sueño infantil / para aspirar el aroma / de la hierbabuena rozando la cal, / para recordar el tacto / de las bocas de dragón / con sus rosáceas lenguas / lamiendo las tapias de luz”.
María del Carmen Matute Rodero, de Santa Cruz de Mudela, le cantó a las lagunas de Ruidera, “Escalera de agua, / lagunas que caminan / sobre los campos vivos / de Montiel en La Mancha”.
Por su parte el poeta infanteño, afincado en Valdepeñas, Juan José Guardia Polaino, le cantó al río manchego cada vez más seco y cada vez más solitario, “Hoy acudo a él, pequeño Jabalón que me lleva; / quiero descifrarle la tanta soledad que lo habita / y nombrarle su epopeya, / decir de su cerrada mansedumbre / o del pulso bienhechor”.
En cuanto a la valdepeñera Teresa Sánchez Laguna, trajo al Patio de Comedias torralbeño todo un mayo primaveral, “Mar extendido es la Mancha / entre cepas y olivares, / con el canto de la alondra / alegrando madroñales. / Ya visten las amapolas / de rojo y verde el paraje, / es el cielo que amamanta / con su luz y su ropaje / la frondosa primavera / que de tu sonrisa nace”.
La ciudadrealeña Elisabeth Porrero Vozmediano, nos dijo que todos ‘somos paisaje’ “Hay manos / que tienen en sus dedos / campos infinitos de amapolas / y siempre nos regresan / al candor de la infancia. / Hay brazos / que pueden ser / ramas de hermosos árboles, / a veces fuertes y seguras, / invencibles / a pesar de las tormentas / y otras veces tan débiles / que pareciera / que cualquier brizna de aire / pudiera lastimarlas”.
En Torrenueva nació Eugenio Arce Lérida, afincado en Ciudad Real, quién llenó el recital con un pentagrama a la naturaleza y una de sus declamaciones fue para la última hoja del árbol que se resiste a abandonarlo, al igual que algunos se resisten a dejar sus pueblos, “El otoño acabó y tú, tenaz, / en la cima del árbol perseveras, / pues prefieres seguir con tus quimeras / a ser humus que exhala eterna paz. / Desde tu alta atalaya eres capaz / de aguantar las ventiscas más severas, / con el fin de gozar más primaveras / y no sentirte efímera y fugaz”.
María José Redondo Sánchez-Migallón (Mayu Redondo), de Ciudad Real, en el libro “Palabras al campo”, le escribió a la resistencia “Resiste, / Aún quedan golondrinas / para cantar las nanas / de tu candor. / Resiste, / la mañana se despierta / en la credulidad / de una sonrisa…”.
El solanero Luis Romero de Ávila, con sus composiciones, trajo aires de esperanza, “Me vuelvo eternidad, sensible nido / del gorrión que intenta alzar el vuelo / en cada amanecer. La paz cincelo / en la viña que inventa un renacido / preludio de racimos generosos / que han de verter su sangre en espumosos / envases donde el sol está grabado.
La tomellosera Natividad Cepeda, aseguró que “la economía agraria es un valor a la baja por esa razón el campo es la cenicienta de nuestra sociedad desde hace décadas” y regaló al público asistente sus versos: “Antaño el tren paraba en los pueblos / ahora se despueblan / y nadie queda. / Nadie quiere trabajar los campos / huyeron de él a la ciudad / y lo olvidaron”.
Y de Almagro, Nieves Fernández, con su ‘oliva en el ayer’, nos retrató la dureza de la vida en el campo, que al igual que la oliva, da su fruto a golpes “En el camino junto a la oliva quedo / a esperarte en la tarde de la melancolía. / Es el pie de este árbol el que me quita el miedo. / Son sus delgadas hojas las que me dan la vida. / Recuerdo el apaleo, / el golpe seco en tus fecundas ramas, / el trasiego de paños tras el vareo, / la criba de tu fruto ya separada. / Eres como mi alma / que sigue dando jugo / aunque los golpes lleguen a destrozarla”.
Luis Díaz-Cacho, cerró la ronda de los poetas que participaron en el doceavo encuentro celebrado en Calzada de Calatrava, en mayo de 2021, con un canto al pueblo de su madre, San Carlos del Valle, “Hundo mis huellas / en la tierra de mi madre, / recorro sendas y caminos, / atravieso calles y plazas, / alcanzo cerros y cimas. / Todo es recuerdo, / pertenencia a este pueblo / y a estas gentes. / Sentimientos anclados / que discurren mis venas. / Parte indisoluble / de mi existencia, / tus sentimientos / me nutren de poemas / y mi verso se crece / en tu regazo”.
El punto final lo puso la poeta invitada, la torralbeña Elisa Toledo, quien también tuvo palabras al campo, uniéndose con los demás poetas a ese grito sordo que llena los, cada vez más vaciados, pueblos de una ‘España Posible’ que clama atención de manera urgente, pues sin campo no hay vida.