El 21 de octubre de 2015 es una fecha muy especial, un día memorable para cualquier cinéfilo y un símbolo para toda una generación pop criada en la explosión publicitaria y audiovisual de los años 80. El 21 de octubre de 2015 es el día en el que Marty McFly llega al presente —su futuro— desde 1985. Sin embargo, los acontecimientos han tomado un rumbo diferente al que se mostraba en la saga Regreso al futuro, así que el joven encarnado por un veinteañero Michael J. Fox se va a encontrar con un panorama que poco tiene que ver con lo que los espectadores vieron en la segunda entrega de la saga (única de la trilogía en la que aparece el año 2015).
Para empezar, Marty descubrirá que los coches aún no se han despegado del suelo. A diferencia de lo que aseguraba Doc Brown, en este futuro sí se necesitan carreteras. Por otro lado, aunque el microondas hace maravillas y la comida rápida está por todas partes, nadie ha inventado aún un electrodoméstico capaz de cocinar una pizza deshidratada en tan sólo un segundo. Los solteros tienen que seguir recurriendo a métodos menos sofisticados para alimentarse y sobrevivir.
Además, si a McFly le da por entrar a un bar, no será atendido por monitores robotizados. Por suerte para las cifras del paro, los camareros siguen siendo personas de carne y hueso. Otra predicción afortunadamente errónea es la progresiva desaparición del fax. En Regreso al futuro II, el yo futuro del protagonista era despedido por esta vía y, de hecho, parecía haber muchos faxes en su casa. Hoy, los bosques de la Tierra agradecen en silencio la más que probable extinción de esta tecnología, por mucho que las teleoperadoras se empeñen en usarlo cuando un cliente se quiere dar de baja.
En nuestro 2015, no hay correas que paseen solas a los perros, ni clínicas de rejuvenecimiento (Doc se quita las arrugas como si fuesen una máscara) ni vehículos que, como el DeLorean, funcionen con basura como combustible… ¿o sí? Lo cierto es que la cirugía plástica, aunque en ocasiones tenga menos criterio estético que el doctor Victor Frankenstein, a veces obra maravillas (recordemos que Cher tiene 69 años). Además, la energía obtenida mediante la biodegradación de la materia orgánica, el biogás, es una realidad.
Incluso las ideas más futuristas de Regreso al futuro II quizá no nos lo parezcan tanto dentro de unos años. En Japón ya es posible toparse con robots en cafeterías y restaurantes. Los coches voladores no atestan las grandes urbes pero ya existen multitud de prototipos. Tecnológicamente es una idea totalmente viable.
Algo similar ocurre con los populares aeropatines. El año pasado se hizo viral un vídeo de un supuesto monopatín flotante. No era real, pero el invento no es ningún disparate. De hecho, la compañía Hendo Hover ya ha desarrollado un modelo bastante avanzado. Pretendía ponerlo a la venta el 21 de octubre, aunque al final parece que todo ha quedado en un mero reclamo comercial.
La marca de automóviles Lexus también anunció el desarrollo de un monopatín volador por gravitación magnética a partir de un superconductor refrigerado con nitrógeno líquido, pero aún no parece que vaya a ver la luz. Los fans tendrán que seguir esperando, pero al menos saben que la aparición del primer aeropatín comercial sólo es cuestión de tiempo.
Donde sí acertó de lleno la cinta de Robert Zemeckis fue en la popularización de las videollamadas. En la película, Marty McFly hablaba con su jefe a través de una gran pantalla plana. Lo que en aquel mundo catódico del siglo XX en el que todavía no habían desaparecido los teléfonos de ruleta parecía un recurso fantástico de la ciencia ficción, hoy nos parece una realidad de lo más cotidiana. Durante la secuncia de la videollamada también se aprecia un adelanto de las redes sociales ya que, junto al nombre del interlocutor, se muestran datos como su cargo o sus gustos.
En esa mismas escena dentro de la casa de Marty, se ve a su hijo con unas gafas de realidad virtual similares a muchas que hoy comienzan a hacerse populares como Oculus Rift y Samsung VR. También se ve a la hija del protagonista con otras gafas tipo Google Glass.
Regreso al futuro II también atinó bastante con el uso de las huellas dactilares para activar determinados dispositivos (quizá aún no puertas pero sí teléfonos móviles), los videojuegos que no necesitan controladores (como sucede hoy con Kinect y sistemas similares), la multipantalla (poco útil pero real) y el desarrollo de la tecnología holográfica, que en la película puede verse en la icónica escena del cartel promocional de Tiburón 19 y que actualmente es el centro de muchos proyectos.
Las marcas ponen su granito de arena
Aún no existe ropa que se seque sola, pero sí se está trabajando en tejidos que no se mojan ni se manchan. Tampoco existen las zapatillas deportivas autoajustables con robocordones, pero sí es verdad que los wereables o prendas inteligentes son tendencia. Además, aprovechando el 30 aniversario de la saga, algunas marcas están ayudando a hacer realidad algunos de estos sueños futuristas con oportunas campañas. Una de ellas es Nike, que ya en 2011 lanzó un modelo de zapatillas similar al usado por Marty McFly en la película, las Nike Mag, aunque no eran autoajustables (algo que se usó como broma en el anuncio de dichas deportivas). La compañía ha prometido que este año verán la luz unas Nike mucho más fieles a las de la película.
La marca de refrescos Pepsi tampoco ha querido perder la oportunidad de homenajear y obtener una buena cantidad de publicidad gratuita gracias a la Pepsi Perfect, la variedad que aparecía en el 2015 de Regreso al futuro II. La empresa ha lanzado una edición limitada para EE UU de 6.500 botellas iguales a las que se ven en la película. Son Pepsi normales, sólo cambia el recipiente. Cada botella se vende por 20,15 dólares (unos 18 euros), aunque 1.500 unidadesentregaron gratuitamente en la Comic Con, que se celebró en Nueva York del 8 al 11 de octubre.
La productora Universal también ha querido aportar su granito de arena con un tráiler falso de la citada Tiburón 19, un sencillo vídeo cargado de humor y amor a la serie B.
La tanda de conmemoraciones la completa el actor Christopher Lloyd, que se vuelve a meter en la piel del científico Emmet Brown para protagonizar Brown salva el mundo, corto que acompaña la edición especial 30 aniversario de la trilogía.
Al final, lo que sí parece realmente lejano, por mucho que insista la ciencia ficción, son los propios viajes en el tiempo. Da igual el método y herramienta utilizada (un coches, una cabina telefónica, una máquina, una red de puertas, una tostadora…), los únicos viajes en el tiempo que a día de hoy nos permite la ciencia son hacia el futuro y sin posibilidad de retorno.