En Almagro y Bolaños se dan altas emisiones de metano, concentración de contaminantes peligrosos y gestión y tratamiento de Amianto
Buscando información sobre la planta de Residuos Sólidos de Almagro (RSU), me encontré con la existencia de otro centro de tratamiento de residuos en Bolaños de Calatrava del que no tenía noticia. Acudí a su página web y comprobé que la empresa que lo controla, Ignea Medioambiente, ofrece no solo la gestión, sino también la eliminación de residuos de amianto en toda Castilla La Mancha. Fue entonces cuando empecé a preocuparme.
Si no teníamos bastante en Almagro con albergar el vertedero más grande de la provincia (allí llega la basura generada por los casi 400.000 ciudadanos a los que la planta almagreña da servicio, un total de 163.000 toneladas al año), resulta que también tenemos a cuatro kilómetros otro vertedero altamente contaminante, pues las fibras de amianto, si se inhalan, son letales. Esto lo saben muy bien los trabajadores de Uralita en Alcázar de San Juan y las 1.120 personas fallecidas por padecer mesotelioma pleural, el cáncer provocado por el amianto.
Todos los expertos coinciden en que no hay un límite seguro de exposición al amianto; el único límite es cero. El amianto es un asesino dormido, abandonado en vertederos, escondido en edificios y tuberías, pero que no por ello deja de sembrar la muerte. Es un peligro invisible, pues las fibras que se desprenden del amianto y que producen el mesiotelioma pleural por inhalación, son tan extremadamente pequeñas que no se perciben a simple vista.
El Comité Científico de Toxicología y Medio Ambiente de la Unión Europea es claro al respecto: “Hay suficientes evidencias de que todas las formas de amianto, incluido el crisolito, son cancerígenas en seres humanos”. Por eso la producción y uso de esta sustancia están prohibidos en España desde 2001. Por todo ello, la Unión Europea se ha propuesto “avanzar hacia la eliminación de los vertederos de residuos municipales para 2030”.
La empresa que gestiona la planta instalada en Bolaños de Calatrava asume en su página web “haber manipulado y tratado más de 25.000 toneladas de amianto en todas sus variedades, formas de presentación (friable y no friable) y ubicaciones (cubiertas, hornos, edificios)”. ¿Cómo es posible que no haya habido ninguna movilización contra la instalación en nuestra comarca de un centro especializado en tratar un material tan peligroso como el amianto? ¿Cómo es posible que se haya dado permiso para instalar una empresa que alberga residuos tóxicos tan cerca de un vertedero de residuos urbanos?
La razón no tiene que ver con que seamos apáticos, despreocupados o fácilmente manipulables, sino con que tanto la empresa adjudicataria como la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha no dijeron toda la verdad. En 2008 la Sociedad Ignea Medioambiente recibe la correspondiente Autorización Ambiental Integrada (AAI) para tratar residuos industriales no peligrosos e inertes y la planta de Bolaños se inaugura dos años después, el 12 de abril de 2010.
Sin embargo, no pasan ni tres meses cuando esta Sociedad, perteneciente al grupo COMSA EMTE (vinculado, por cierto, a la trama corrupta del 3% en Cataluña) y que casualmente, también explota las estaciones depuradoras de aguas de Almagro y Bolaños, consigue una ampliación de la citada autorización para poder tratar también materiales de aislamiento y construcción que contengan amianto. Es decir, para trabajar con residuos peligrosos. La autorización le fue concedida en julio de 2010, curiosamente justo después de su apertura (http://www.ignea.es/pdf/AAI_Mod.Amianto.pdf), aunque, por supuesto, con el total desconocimiento de la población.
Habrá quien diga que sacar a la luz estos temas puede generar alarma social; precisamente ese ha sido el argumento de la Confederación Hidrográfica del Tajo y de la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, para, durante años, no hacer nada con el vertido de un total de 40 toneladas de amianto, con un volumen de 70 metros cúbicos, a 300 metros de las viviendas del barrio del Polígono de Santa María de la Benquerencia, en Toledo, donde residen más de 22.000 personas. Pero, de no haber sido por la movilización de la sociedad civil (Plataforma de Toledo en Defensa del Tajo, Ecologistas en Acción, Podemos o Izquierda Unida), esa montaña toxica, que lleva 15 años amenazando la salud del vecindario, continuaría contaminando lenta y silenciosamente, y mientras tanto, las administraciones seguirían minimizando el riesgo para la población y para el medio ambiente.
En el caso del vertedero de amianto de Bolaños de Calatrava, ¿cuál es el volumen confirmado de residuos peligrosos? Según recoge el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes contaminantes, en 2012 fueron 5 las toneladas de estos residuos, 3 toneladas en 2013 y otras 3 en 2014. El problema es que este dato no es aislado: hay que completarlo con el de las emisiones de la planta de tratamiento de basuras de Almagro (RSU), que en 2013 produjo a su vez la sorprendente cantidad de 4.100 toneladas de residuos peligrosos, según el citado Registro.
Pero la cosa no queda aquí. En la misma fuente se puede obtener otro dato si cabe todavía más preocupante: el vertedero de amianto de Bolaños emitió 125.873’61 kg. de metano (CH4) a la atmósfera en 2014; cifra a la que hay que sumar el 1. 644.214’98 kg de este mismo gas que fue emitido ese año por el vertedero de Almagro. Y quedaría por hablar de las casi inevitables filtraciones de lixiviados y demás detritus líquidos al subsuelo a través de pequeñas fisuras que sin duda se producen en los vasos de almacenamiento, problema este difícilmente medible y controlable. Hagan ustedes las cuentas y descubrirán por qué he titulado así este artículo.
Muchas son las preguntas que nos hacemos: ¿fue la basura de nuestras casas la que dio lugar a esos residuos peligrosos o al vertedero de Almagro llegó en 2013 otro tipo de basura? ¿Por qué la página web de la empresa pública RSU no da información sobre la recepción o tratamiento de este tipo de vertidos? ¿Son conscientes las autoridades de la elevadísima concentración de contaminantes peligrosos en un área tan reducida? ¿Hay alguna comisión dedicada a observar y medir los posibles efectos que la inhalación de tal cantidad de toxinas puede tener sobre la salud de las personas? ¿Y sobre el agua que bebemos o con la que regamos lo que comemos? ¿Por qué la población no sabe nada de esto?
Desde el grupo municipal Almagro Sí Puede consideramos que la Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente no ha tenido en cuenta el más elemental principio de precaución a la hora de autorizar la instalación de dos vertederos de residuos contaminantes tan próximos uno del otro. En este sentido, reclamamos la inmediata intervención de la Dirección de Evaluación ambiental para que analice la elevada concentración de contaminantes y determine el verdadero grado de peligrosidad de los mismos para la población y el medio ambiente. Por otro lado, como estos centros de tratamiento de residuos no se caracterizan precisamente por ser transparentes en su gestión ni por cumplir siempre con las exigencias de la Autorización Ambiental (RSU ya se ha enfrentado a varias sanciones europeas por incumplimiento), también desearíamos que fuera de obligado cumplimiento realizar estudios independientes que midieran los efectos reales de los vertidos sobre la salud y el medio ambiente.
Por lo demás, solo nos queda animar a la ciudadanía a tomar conciencia de un problema de salud y medioambiental muy grave, para que todos juntos podamos exigir a las autoridades competentes más información y medidas que garanticen nuestro derecho a respirar un aire limpio y a regar con un agua no contaminada.
Ismael Parras
Almagro Si Puede