A menudo me recuerdas a mí, dijo, y es seguramente lo más bonito que alguien puede decirme en un momento como este. Lo que me faltaba, dije yo, ahora ya no me vas a creer.
Sonaba una música desconocida, y manteniéndome en la idea de que no pueden ser amigos quienes vienen del amor, yo, que todavía no me he enamorado de ella, necesitaba un abrazo.
Ella, que en toda la confianza que en tan poco tiempo cabe todavía no le había llorado, por primera vez ha secado mis lágrimas. Las nubes eclipsan luz de la luna. Te regalo esta canción.
Jesús Miguel Horcajada García